¿Usted cree o solo acredita?

Domingo 3 marzo -24

Existen personas sinceras que se preguntan el por qué si ellos tienen varios años viniendo a la iglesia, la vida de ellas no ha cambiado o no tienen testimonio. Incluso, cuestionan cómo la vida de algunas personas que tienen menos tiempo viniendo a la iglesia se ha transformado.

La obra que Dios quiere realizar en la vida de cada uno de nosotros es completa y ella comienza en nuestro interior que es transformando nuestra manera de pensar y nuestro corazón, al darnos su Santo Espíritu y dándonos condición de vivir a través de esta fe, que toma posesión no apenas de lo que se quiere o de la solución de los problemas, sino principalmente de lo que es la voluntad de Dios.

La salvación del alma es sellada o confirmada cuando uno recibe el Espíritu Santo. Uno tiene la experiencia del nuevo nacimiento que es la transformación de la vieja naturaleza para una nueva naturaleza porque Dios no hace lo mejor, sino Él transforma la vida.

Cuando no se tiene la fe verdadera y solo se acredita en Dios, está creencia de acreditar no es suficiente. Leamos el significado de acreditar: “Es la fe religiosa que incluso reconoce la existencia y la autoridad de Dios, pero no corresponde con el creer. Quien solo acredita no práctica la Palabra de Dios y el diablo solo utiliza estrategias para llevar a las personas a perder la salvación eterna”. Cuando se cree, existe una entrega real.

“La fe sin obediencia no salva ni justifica a nadie”. La capacidad de obedecer es dada por el propio Espíritu Santo, porque si dependiera solo de la persona no sería suficiente, pero por el hecho de haber una entrega de cuerpo, alma y espíritu, es cuando el Espíritu Santo da esa capacidad. Cuando existe un conflicto entre la capacidad humana y la de Dios, el Espíritu Santo le da a uno el poder de obedecer la voluntad de Dios. Cuando no se tiene la fe sobrenatural, se termina haciendo la propia voluntad.

La Palabra de Dios dice: Y en verdad os digo que muchas viudas había en Israel en los días de Elías, cuando el cielo fue cerrado por tres años y seis meses, y hubo una gran hambre en toda la tierra”. Lucas 4:25. Esto aconteció con Israel porque desobedecieron y pecaron; por eso los cielos les fueron cerrados. Todo pecado tiene una consecuencia en el ámbito espiritual. El pecado abre la puerta para que los demonios entren en la vida de la persona y comiencen a tener control en la vida de ella y, a causa de eso, se comienza a tener una vida de dolor y de sufrimiento.

Un ejemplo de acreditar y de creer: cuando una persona necesita perdonar, si ella acredita, solo va a creer que se debe perdonar, pero en el momento que le toca vivir una experiencia donde tiene que perdonar, no lo hará. Por lo contrario, quien cree y vive una situación donde es necesario perdonar lo hará, porque cree y eso la lleva a obedecer la Palabra de Dios. Existen muchos que acreditan en la oración del Padre Nuestro donde habla del perdón, pero no creen a tal punto de obedecer.

¿Qué es lo que lleva a alguien a no perdonar? Es un demonio y él tiene poder sobre la vida de la persona porque ella está cometiendo un pecado, ya que es el pecado de la incredulidad. Y él solo puede salir cuando existe una entrega y se toma la decisión de entregarse de cuerpo, alma y espíritu.

“…Pero a ninguna de ellas fue enviado Elías, sino a una mujer viuda en Sarepta de Sidón”. Él traza este paralelo entre Israel y Sarepta que estaba en Sidón, porque Israel era considerado la ciudad santa de Dios, pero las viudas que vivían en Israel solo acreditaban en Dios y tenían una fe religiosa.

Acreditar en Dios es solo tener una fe religiosa, la cual no es suficiente para llevar a una transformación de vida. Antes que se quiera recibir cualquier bendición, lo principal que se tiene que querer es ser transformado. Había muchas viudas, pero Elías solo fue enviado a la viuda de Sarepta porque ella tenía esa creencia, que hasta el momento estaba equivocada, pero la creencia que ella tenía en otros dioses era una creencia firme, verdadera, sincera, decidida y entregada. Ella solo necesitaba conocer el Dios verdadero y, cuando lo conoció a través del profeta Elías, fue a través de un desafío que la vida de ella cambió.

Cuando Elías buscó a la viuda y le propuso un desafío que ella pusiera lo poco que tenía en una vasija pequeña, él le retó a agarrar el poco aceite que tenía:  Él le dijo: Ve y pide para ti vasijas prestadas de todos tus vecinos, vasijas vacías, no pocas.  Entra luego, y enciérrate tú y tus hijos; y echa en todas las vasijas, y cuando una esté llena, ponla aparte… Cuando las vasijas estuvieron llenas, dijo a un hijo suyo: Tráeme aún otras vasijas. Y él dijo: No hay más vasijas. Entonces cesó el aceite.  Vino ella luego, y lo contó al varón de Dios, el cual dijo: Ve y vende el aceite, y paga a tus acreedores; y tú y tus hijos vivid de lo que quede”. 2 Reyes 4:3-7. El que Elías le pidiera ese poco aceite a la viuda era una locura para los que acreditaban, pero no lo era para los que creen porque para ellos todo es posible.

Lo que Dios quiere hacer en nuestra vida es algo grande y extraordinario, pero ¿usted cree o solo acredita? Quienes creen, perseveran, insisten y tienen disposición para obedecer la dirección de Dios. Quien cree sabe que Dios actuará, porque es el propio Dios que le ha dado la certeza.

Si usted quiere tener esa fe sobrenatural para no solo acreditar, pero si creer busque tener el Espíritu Santo y Él le dará el valor, la valentía para luchar y vencer; y así tomará posesión de la vida que Dios ha prometido para todos los que creen.

Dios les bendiga.

 

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