Alma, Corazón, Vida

A pesar de que el alma no sea algo físico, es tan real como la existencia de Dios. El alma es un ser sobrenatural. Solamente la Biblia dilucida los secretos y los misterios del alma. Solo el Texto Sagrado trae explicaciones para sus desventuras, vacíos y depresiones. En la búsqueda para resolver los dramas del alma, las personas dirigen sus ojos a los discursos científicos, religiosos, moralistas y simplicistas, y no consideran que solamente el Creador del alma trata y soluciona las cuestiones del alma.

Sin el alma, no hay vida ni corazón. Alma, corazón y vida son palabras que, bíblicamente, quieren decir lo mismo: el ser espiritual y eterno. A pesar de que el cuerpo humano es considerado el más importante ser en este mundo, a los ojos de Dios es solo un instrumento del alma. La longevidad aquí no garantiza la vida de calidad y eterna. Esta solo será posible cuando el alma (corazón) esté sumisa al espíritu humano y este esté sujeto al Espíritu de Dios.

Mientras eso no ocurra, no habrá felicidad ni vida abundante. Y, para enseñarle al ser humano a lidiar con los problemas que constantemente afectan a su corazón, el Creador dice: “Porque donde esté tu tesoro, allí estará también tu corazón” (Mateo 6:21).

Por lo tanto, necesitamos estar atentos a los sentimientos del corazón, pues, si este estuviera preso a cualquier persona o cosa de este mundo, la persona estará destinada al sufrimiento y al dolor.

De repente, amigo lector, su corazón está aferrado a sus hijos, a su cónyuge, a la familia, a la reputación, a su imagen delante de la opinión pública, al dinero, etc. O quizás su corazón esté sobrecargado de preocupaciones por las conquistas materiales, por el miedo de las pérdidas y por la ansiedad con respecto al futuro.

Existen además aquellos cuyas almas están sofocadas por las experiencias malas que vivieron en el pasado y, por eso, cargan rencores, tristezas, odio y sentimiento de venganza. Y es por nutrir esos malos” “sentimientos que la vida de mucha gente ha sido arruinada y, aunque oren, la bendición de Dios no puede llegar. Pues, ¿cómo llenar un corazón que ya está repleto y rebosante de las suciedades de este mundo?

¿Quién sabe si usted no es ese tipo de persona que fue colocando todos sus problemas, necesidades, culpas, pecados escondidos, amores prohibidos e inquietudes dentro del corazón?

¿Cómo el Señor podrá cambiar esa situación?

Aunque Dios sea el Todopoderoso, ¡Él no puede arrancar ese tesoro que usted tiene dentro de sí porque es suyo! Usted se agarró y se apegó a su mal tesoro y ahora es difícil envolverse con la nueva vida que Dios le quiere dar. Es imposible ser feliz con el alma repleta de suciedad.

Continuará…

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Libro: Secretos y Misterios del Alma
Autor: Obispo Edir Macedo

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