Carta a la iglesia de Filadelfia (Parte 3)

«Porque guardaste la palabra de mi perseverancia, también Yo te guardaré de la hora de la probación que ha de venir sobre el mundo entero para experimentar a los que habitan sobre la tierra». (Apocalipsis 3:7-10)

Una de las cosas más increíbles en toda la Sagrada Escritura es la condición por la cual Dios cumple todas Sus promesas, es decir, todas Sus bendiciones en la vida de cada estado condicionadas o en la dependencia exclusivamente de cada uno. Para cada promesa de Dios existe una condición. Hay un tesoro inagotable de bendiciones para quien quiera que sea, sin embargo, en cada una de ellas hay un precio a pagar. Ese precio no está por encima de las condiciones de cada uno, sino que al contrario, todos tienen condiciones de pagarlo. Ese precio o condición se llama: obediencia a la Palabra de Dios. Es exactamente esto lo que el Señor está diciendo a la iglesia de Filadelfia: «… porque guardaste la palabra de mi perseverancia… también Yo te guardaré en la hora de la probación…». Supongamos que esa iglesia no tuviese guardado la palabra de la perseverancia, entonces tampoco el Señor la guardaría de la probación que ha de venir sobre el mundo. Nosotros podemos ver eso claramente cuando el Señor Jesús enseñó la oración dominical diciendo: «Porque si perdonáis a los hombres sus ofensas, os perdonará también a vosotros vuestro Padre Celestial; más si no perdonáis a los hombres sus ofensas, tampoco vuestro Padre os perdonará vuestras ofensas» (Mateo 6:14-15).

Eso significa decir que cualquiera que sea nuestra necesidad delante de Dios, el sufrimiento de ella siempre dependerá primeramente de cada uno de nosotros.

Con respecto a la probación que ha de venir sobre el mundo entero, para experimentar a los que habitan sobre la tierra nosotros acreditamos que esto se procesará inmediatamente antes de la vuelta del Señor Jesucristo, y su dirección ha sido una incógnita, a pesar de, muchas conjeturas por parte de los estudiosos del asunto. Nosotros pensamos que la probación por la cual la Iglesia del Señor Jesús irá a pasar se debe al hecho de que la historia ha registrado que todas las veces en que el pueblo de Dios estuvo para conquistar algo grande, primeramente, ella siempre tuvo que pasar por grandes tribulaciones, como por ejemplo, nosotros tenemos el propio pueblo de Israel que para tomar posesión de la tierra Prometida tuvo que pasar por la prueba del desierto durante cuarenta años, durante los cuales, incluso ni fue aprobado y por eso mismo no llegó a entrar en la herencia prometida a sus padres, sólo sus hijos pudieron tomar posesión de ella. La garantía de la salvación eterna ofrecida gratuitamente por el Señor Jesús a aquellos que creen, solamente es concretizada después de una probación diaria o la perseverancia continua de una vida de santidad y pureza. donde se concluye que todo lo que Dios ha ofrecido en Su Palabra está sujeto a condiciones que solamente el propio hombre puede satisfacer. Si él satisface esa condición, él será bendecido; si no satisface, entonces no será bendecido. Con todo, las pruebas por que pasamos son necesarias para probarnos a nosotros mismos nuestra determinación de conquistar aquello que Dios ha guardado para aquellos que vencen.

Continuará…

Si le interesa lea también: Carta a la Iglesia de Filadelfia (Parte 2)

Libro: Estudio del Apocalipsis Vol 1
Autor: Obispo Edir Macedo

 

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