Carta a la iglesia de Laodicea (Parte 4)

El consejo del Señor para que los laodicenses comprasen de Él oro refinado en el fuego, puede significar el fuego refinador de la persecución, lo que podría volvernos ricos espiritualmente. Esa iglesia evitará las persecuciones mediante la cooperación con el culto al emperador; y de ese modo podían trabajar tranquilos y así obtener riquezas materiales, ya que no sufrían persecuciones.

Esa elección fue la peor posible. Antes que tuviera coraje y la decisión tomada por la iglesia de Esmirna, de hacer oposición a ese culto falso, sufriendo a causa de eso porque así habrían recibido riquezas espirituales verdaderas, aunque eso significase que tendrían que pasar por el fuego refinador de la persecución. El miedo y la cobardía aliados a la ganancia material los hizo optar por el camino equivocado, más fácil: intentar agradar a Dios y al emperador al mismo tiempo. Es muy probable que la desgracia de Laodicea se deba a esa opción doble. Cabe decir que muchos cristianos han sido perseguidos por estar en la misma línea de pensamiento y actitud que los de la iglesia de Laodicea.

Nosotros acostumbramos a denominarlos cristiano camaleón. El camaleón es un animal que cambia de color de acuerdo con el lugar que esté: si está en un árbol verde, se vuelve verde; si está en un árbol seco se cambia de color gris. Así es el cristiano-camaleón cambia de actitud de acuerdo con su ambiente: en la iglesia se viste de cristiano: en la política de después de su cristianismo y se viste de político, en fin, delante de Dios él es cristiano, delante del mundo es mundano.

Otro problema de la iglesia de Laodicea puede ser encarado como ser antiguo a muchos cristianos que, en la cara de la multiplicación de las riquezas se olvidan de servir al Señor de las riquezas del universo para servir las riquezas del Señor. El rey David dijo: «… sí vuestras riquezas prosperan no ponerlas en el corazón» y el Señor Jesús acrecentó: «… No podéis servir a Dios en las riquezas». Cuando el corazón humano no está bien fundamentado en la Palabra de Dios es posible dejarlo corromper fácilmente con las riquezas de este mundo y apartarlo del Creador. El corazón de esa iglesia estaba impregnado de sí misma y llena de orgullo a causa de su prosperidad; ella no precisaba de nada más y tal vez, sus propios ojos ni incluso Dios.

Continuará…

Si le interesa lea también: Carta a la iglesia de Laodicea (Parte 3)

Libro: Estudio del Apocalipsis Vol 1
Autor: Obispo Edir Macedo

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