Cómo usar la fe

“Encomienda al Señor tu camino, y confía en él; y él hará” (Salmo 37:5)

La fe es algo muy precioso para aquellos que de ella se sirven para vivir. De hecho, es una parte de Dios que tenemos dentro de nosotros y, por eso mismo, todo se vuelve posible para aquel que tiene esta certeza dentro de su corazón.

Acostumbro a decir que la fe es algo tremendamente importante; asimismo, puede servir tanto para nuestra victoria como para nuestra derrota. Yo la considero como la propia dinamita que puede ser usada tanto para destruir barreras, como romper piedras para la construcción de ciudades, o también puede servir para la propia destrucción humana. Tal vez amigo lector, lo considere incoherente de nuestra parte; pero, una fe simple, sin ninguna base o disciplina bíblica, puede volver la vida de alguien en un verdadero infierno. Por ejemplo: el Señor Jesús afirmó que si pedimos “cualquier” cosa en Su nombre, nosotros la recibiremos (Juan 14:13). Imagine ahora, si las personas de fe comenzaran a pedir cualquier cosa a Dios, sin ninguna regla o sin que sea de la plena voluntad de Dios, pues el propio Jesús oró al Padre diciendo: “Padre, si quieres, pasa de mí esta copa; pero no se haga mi voluntad, sino la tuya” (Lucas 22:42). Imagine también, si las personas utilizasen su fe para desear algo ilícito. ¿Qué sucedería en la Iglesia del Señor Jesús? Bien, diría usted, nadie va a usar la fe para intentar conseguir alguna cosa ilícita. Sin embargo, ¿cuántas veces nosotros pensamos que estamos deseando algo limpio y honesto, y cuando lo alcanzamos verificamos cómo fue de desastroso para nosotros? ¿Cuántas personas se casan por la fe, con la expectativa de llevar a su compañero o compañera a la Iglesia en un futuro próximo y, cuando menos lo esperan, ellas mismas se extravían?

La gran verdad es que debemos colocar nuestros deseos y objetivos según la voluntad del Señor, permitir que Él tome las riendas de nuestras metas. Por eso el rey David afirmó: “Encomienda al Señor tu camino, y confía en él; y él hará” (Salmo 37:5).

Por un lado la fe puede traer hasta disgusto, pero por el otro, (disciplinada de acuerdo con la voluntad de Dios) hará del cristiano un verdadero Apóstol como Pablo, que llegó hasta confundir a los sabios de la época y aún cambiar el curso de la historia con su testimonio de Jesucristo.

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