La Biblia relata sobre muchos personajes que vivieron momentos críticos, incluso peores de las dificultades que quizás hemos vivido, pero ellos creyeron y vencieron.
Abram fue uno de ellos, que tomó la actitud de salir a rescatar a su sobrino Lot, aún teniendo un número limitado de hombres para enfrentar a miles de hombres de guerra provenientes de 4 reinados de gran poder.
Abram no fue a rescatar a Lot porque era su sobrino o porque fue movido por “la emoción”. Fue a rescatarlo porque su sobrino era un hombre de la misma fe que él. Abram no quiso poner su fe en duda a causa de este problema. Esta es la reacción de alguien que posee la verdadera fe ante una situación difícil, de reto o un desafío. Entonces, ¿cuál a sido su reacción ante una situación complicada?
De nada sirve reaccionar a un problema si la reacción es negativa. Cuando Abram supo de lo que le pasó a su sobrino, él no murmuró o le reclamó a Dios del porqué permitió esta situación. Cuando uno vive la fe cristiana, uno no cuestiona, solamente confía que, pase lo que pase, Dios proveerá. Si uno reacciona conforme a la Palabra de Dios, no hay porque preocuparse porque Su promesa se va a cumplir. Si la reacción de uno no concuerda con la Palabra, ¿cómo esperar que Ella se cumpla en la vida de uno?
¿Por qué y cómo Abram tuvo la valentía de enfrentar a estos reyes y a sus hombres de guerra con tan sólo 318 hombres? Él sabía en quien creía y estaba seguro de que Dios estaba con él. Abram podría haber reclutado a más hombres, pero solamente llevó a aquellos que compartían la misma fe, propósitos, pensamientos y, principalmente, la misma disposición. Ninguno de ellos lo cuestionó o le preguntaron sobre su condición, sino solamente lo siguieron. En las Sagradas Escrituras dice que ellos eran nacidos de su casa, o sea, fueron educados por Abram y aprendieron a asumir la misma fe que Abram asumía.
Cuando uno es nacido de Dios, uno no comienza cuestionar porque ciertos problemas han surgido o trata de ver el “porqué” de lo que está aconteciendo. El cristiano tiene la certeza que actuando de la manera que Él orienta, uno podrá vencer cualquier situación o problema. Pero, cuando uno carece de esta fe bíblica, uno murmura, reclama y cuestiona a Dios del porqué permitió cierta situación, siendo guiado por la DUDA.
Espiritualmente hablando existe ocasiones que, aún estando en la fe, los resultados que uno espera no aparecen de inmediato y toman tiempo en materializarse. Al Dios permitir esto, coloca nuestra fe a prueba. Cuanto más sea puesto nuestra fe a prueba, uno crece y madura, preparándonos para recibir bendiciones mayores que Dios ha planeado para nuestras vidas. No existe dudas, no hay reclamaciones, no se les da oído a otras personas y no se les da cabida a los pensamientos negativos cuando sólo hay fe y confianza en Él, independientemente de lo que acontezca.
Abram estaba seguro de que vencería porque aquellos que estaban con él, eran nacidos de su propia casa y no tenían miedo, por el cual Dios les dio una estrategia y sabiduría para poder vencer a los enemigos. Nunca pregunte cómo usted va a vencer, no se confíe en su propia fuerza o en su propia capacidad porque no son nada ante la capacidad que proviene de Dios. Dependa del conocimiento de la fe y verá los milagros que realizará en su vida.
Dios les bendiga.