El mayor milagro: El nuevo nacimiento

703 Sur Broadway -21 de agosto, 22

“Había un hombre de los fariseos, llamado Nicodemo, prominente entre los judíos. Este vino a Jesús de noche y le dijo: Rabí, sabemos que has venido de Dios como maestro, porque nadie puede hacer las señales que tú haces si Dios no está con él. Respondió Jesús y le dijo: En verdad, en verdad te digo que el que no nace de nuevo no puede ver el reino de Dios”. Juan 3:1-3. Cuando este hombre destacó los milagros que Jesús había realizado, el Señor Jesús no consideró esos elogios sobre sus milagros y lo pasó por desapercibido. Él sabía que el principal o el mayor milagro que puede suceder en la vida de una persona es el milagro del nuevo nacimiento, que es cuando uno se torna en un hijo (a) de Dios.

Cuando se recibe un milagro por parte de Dios, esto no quiere decir que es un hijo (a) de Dios. Existen quienes han recibido milagros extraordinarios de Dios por ejemplo en la salud, personas siendo sanadas de enfermedades incurables, porque Dios ha manifestado el poder en la vida de ellas, pero por increíble que parezca si en ellas no ha acontecido el milagro principal que es el nuevo nacimiento, la persona seguirá perdida, porque el alma seguirá condenada, lo que salva es el milagro del nuevo nacimiento.

El Señor Jesús le habló a Nicodemo sobre el nuevo nacimiento, porque le quería mostrar que se estaba engañando a sí mismo, pensando que por creer que el Señor Jesús realizaba milagros era suficiente. Pero, el Espíritu Santo lo llevó hasta la presencia de Él para que se diera cuenta que su principal necesidad era el nuevo nacimiento. Existen muchas personas que son religiosas y piensan que por el solo hecho de estar en la iglesia es suficiente para considerar que ha nacido de nuevo.

Por otra parte también mientras no se tenga un nuevo nacimiento, se seguirá viviendo en el pecado. El pecado en la vida de una persona que no ha nacido de Dios se convierte en un hábito, ella peca deliberadamente e intencionalmente. A causa de eso para ella es natural vivir bajo los vicios, la prostitución, el adulterio, la idolatría, tener odio, rencor y alimentar los malos pensamientos.

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Todo aquel que es nacido de Dios, no practica el pecado, porque la simiente de Dios permanece en él; y no puede pecar, porque es nacido de Dios. 1 Juan 3:9. Es bueno esclarecer que el hecho de que se haya nacido de Dios, no significa que la persona no cometerá más un pecado, por naturaleza el ser humano peca, pero de ninguna manera quien es nacido de Dios, vive en la práctica del pecado.

Hijitos míos, estas cosas os escribo para que no pequéis; y si alguno hubiere pecado, abogado tenemos para con el Padre, a Jesucristo el justo. Y él es la propiciación por nuestros pecados; y no solamente por los nuestros, sino también por los de todo el mundo.  1 Juan 2:1,2. Tenemos la simiente de Dios que es el Espíritu Santo, que nos hace reconocer nuestras fallas y llevarnos al arrepentimiento y no caer más en el pecado que se ha cometido.

Es bueno analizarse a uno mismo y ver si ha acontecido en nosotros el nuevo nacimiento, que cambia, transforma y que hace vivir una vida de santidad, separada para Dios, para Sus propósitos y para Sus Planes, porque quien es nacido de Dios busca saber de Su Voluntad. El nacido de Dios busca todos los días alimentarse de la Palabra de Dios, porque sabe que es el principal alimento del alma, tanto como el ayuno, la oración y el congregarse en la iglesia.

Para el nacido de Dios todas las cosas mencionadas anteriormente son naturales, pero quien no ha nacido de Dios, no las considera y por lo tanto el reino de Dios no puede ser visto en la vida de esa persona. Esto es, ella puede tener testimonio de una bendición que alcanzó, pero del carácter de Dios no hay testimonio. Esa persona llegará un día que por un motivo u otro terminará desistiendo de la fe.

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Nicodemo le dijo: ¿Cómo puede un hombre nacer siendo viejo? ¿Puede acaso entrar por segunda vez en el vientre de su madre, y nacer? Respondió Jesús: De cierto, de cierto te digo, que el que no naciere de agua y del Espíritu, no puede entrar en el reino de Dios. Juan 3:4,5. Sólo quien nace de Dios puede entrar en el reino de Dios, eso significa vivir por la fe, querer más de la voluntad de Dios en su vida. Quien se torna hija(o) de Dios, tiene la seguridad de que venga lo que venga, pase lo que pase, cueste lo que cueste y acontezca lo que acontezca, Dios siempre estará de su lado.

El próximo domingo 28 de agosto comenzaremos el ayuno de Daniel, usted que no tiene el Espíritu Santo le invito a que se una en esta fe, porque no hay mayor milagro que se pueda recibir que es el Espíritu Santo y usted que ya lo tiene venga a renovarse en estos 21 días.

Dios les bendiga.

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