El Sexto Sello (Parte 2)

El retrato de la apertura de ese sello fue pintado por el propio Señor Jesús cuando profetizó, diciendo:

«Entonces habrá señales en el cielo, en la luna y en las estrellas, y en la tierra angustia de las gentes, confundidas a causa del bramido del mar y de las olas; desfalleciendo los hombres por el temor y la expectación de las cosas que sobrevendrán sobre la tierra; porque las potencias de los cielos serán conmovidas. Entonces verán al Hijo del Hombre, que vendrá en una nube con poder y gran gloria» (Lucas 21:25-27)

El evangelista Mateo también registró esa misma profecía, diciendo:

«E inmediatamente después de la tribulación de aquellos días, el sol se oscurecerá, y la luna no dará su resplandor, y las estrellas caerán del cielo, y las potencias de los cielos serán conmovidas. Entonces aparecerá la señal del Hijo del Hombre en el cielo; y entonces lamentarán todas las tribus de la tierra, y verán al Hijo del Hombre viniendo sobre las nubes del cielo hasta el otro» (Mateo 24:29-30).

El profeta Joel refiriéndose a aquellos días, dijo: «Delante de él temblará la tierra, se estremecerán los cielos; el sol y la luna se oscurecerán, y las estrellas retraerán su resplandor» y «El sol se convertirá en tinieblas, y la luna en sangre, antes que venga el día grande y espantoso del Señor» (Joel 2:10,31).

El profeta Isaías dijo: «He aquí el día del Señor viene, terrible, y de la indignación y ardor de ira, para convertir la tierra en soledad, y raer a ella de sus pecadores. Por lo cual las estrellas de los cielos y sus luceros no darán su luz; y el sol se oscurecerá al nacer, y la luna no dará su resplandor. Y castigaré al mundo por su maldad, y a los impíos por su iniquidad; y haré que cese la arrogancia de los soberbios, y abatiré la altivez de los fuertes. Haré más precioso que el oro fino al varón, y más que el oro de Ofir al hombre. Porque haré estremecer los cielos, y la tierra se moverá de su lugar, en la indignación del Señor de los ejércitos, y en el día del ardor de su ira» (Isaías 13:9-13).

Esos versos proféticos solo no asustan a aquellos que no conocen y no tienen a Dios. y será justamente ese tipo de gente que va a experimentar esos juicios. Sabe como fuera la ocurrencia de esos cataclismos cósmicos y terrenos, lo importante es que los hombres constatarán una cosa: que el Señor Dios no juega; que Sus promesas se cumplen, cueste lo que cueste, y ¡ay! de aquellos que no atiendan a ellas. El Señor Jesús afirmó:

«El cielo y la tierra pasarán, pero mis palabras no pasarán» (Mateo 24:35).

Continuará…

Si le interesa lea también: El Sexto Sello (Parte 1)

Libro: Estudio del Apocalipsis Vol 1
Autor: Obispo Edir Macedo

 

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