Espíritus inmundos, ¡sea libre de ellos!

La Palabra de Dios habla de un joven que el Señor Jesús liberó. Él era sordo y mudo, pero eso fue provocado por un espíritu inmundo. Mateo 9:25. El caso que relata la Biblia de ese joven, él no era sordomudo porque tenía un problema físico, sino que había un espíritu inmundo que causaba esas deficiencias físicas.

El Señor Jesús después de haber liberado a ese joven, Él nos orienta en Mateo 12:43 Cuando el espíritu inmundo sale del hombre, pasa por lugares áridos buscando descanso y no lo halla”. Los espíritus inmundos necesitan de un cuerpo porque, a través de él, pueden expresar el odio, rencor, resentimiento, la maldad, etc. Ellos hacen de todo para usar el cuerpo de la persona y llevarlo a la prostitución, la homosexualidad, los vicios, al adulterio, la incredulidad, la maldad, la ignorancia… Es de esa manera que él se expresa y solo puede ser arrancado a través del poder de Dios, que es a través de Su Palabra y la oración de liberación.

En el momento que el espíritu inmundo es arrancado, él va en busca de otro cuerpo para entrar en él. Es lo mismo que acontece cuando una persona fallece, si la persona no tenía una vida entregada a Dios, el espíritu maligno que habitaba en la vida de ella, va en busca de otro familiar para hacer morada. Clarificando que no es el espíritu de la persona fallecida que va en busca de otro cuerpo, sino es el espíritu inmundo. El espíritu propio que tiene cada ser humano, es el que nos da la capacidad de pensar o razonar, pero cuando uno muere, él va directamente con Dios y el alma según a donde pertenezca, el cielo o el infierno, como está escrito en la Biblia.

Cuando una persona tiene un espíritu inmundo en su cuerpo, ella no tiene paz. Puede, incluso, estar en un lugar muy hermoso, tener las cosas que desea, pero no tiene paz porque es el propio espíritu inmundo que está en su interior que busca descanso y no lo encuentra.

La Biblia dice: “Volveré a mi casa de donde salí…” Mateo 12:44. Él considera el alma y el cuerpo de esa persona su casa. La vida pertenece al Señor Jesucristo o la vida pertenece a los espíritus. Para que nuestra vida pertenezca al Señor Jesús es necesario la entrega porque, por sí solo, no se puede ser libre. Tiene que haber entrega porque uno es quien tiene que decidir entregar la vida a Él. Cuando hay esta entrega, el Espíritu Santo obra el milagro del nuevo nacimiento. Esos espíritus no tienen más poder de actuar en la vida de la persona. Pueden intentar hacerle algún daño, incluso alguien que le tiene envidia puede intentar dañarle, pero no le afecta porque se tiene la Protección de Dios.

“Entonces dice: “Volveré a mi casa de donde salí”; y cuando llega, la encuentra desocupada, barrida y arreglada” Mateo 12:44. En este caso, la persona fue libre de los espíritus inmundos y fue limpia. Lo que estaba sucio fue barrido y arreglado, a través de ella haber recibido la enseñanza y el conocimiento bíblico. “Entonces va, y toma consigo otros siete espíritus más depravados que él, y entrando, moran allí; y el estado final de aquel hombre resulta peor que el primero. Así será también con esta generación perversa”. Mateo 12:45. Nosotros no podemos cimentar nuestra relación con el Señor Jesús, en los milagros, en las bendiciones físicas o económicas, sentimentales, familiares que hemos recibido, sino la principal bendición es el Espíritu Santo que garantiza la salvación.

El Espíritu Santo es quien da la fuerza y el poder para pasar por las pruebas, las tribulaciones, las injusticias, las persecuciones, los problemas, pasar por todo y vencer. Permaneciendo firme en nuestra relación con el Señor Jesús, nada pueda separarnos de Él. Es importante tener un encuentro con Dios, nacer de nuevo, ya que Él garantiza la salvación, porque si no lo hay, hay un peligro de que entren otros espíritus peores y eso llevará a la persona a convertirse en incrédula. Aunque haya probado el poder de Dios, pero por no preocuparse por lo principal, que es el Espíritu Santo, se puede terminar de esa manera.

Domingo 18 de febrero, 24

Cuando se nace de Dios, se tiene certeza de la salvación y cuando es bautizado con el Espíritu Santo, se tiene plena certeza de fe, pero lo más importante es confiar en Él. Quien es nacido de Dios y bautizado con el Espíritu Santo, persevera y confía en Él.

“¡Ay de ti, Corazín! ¡Ay de ti, Betsaida! Porque si los milagros que se hicieron en ustedes se hubieran hecho en Tiro y en Sidón, hace tiempo que se hubieran arrepentido en cilicio y ceniza”. Mateo 11:2. Dios muestra en este pasaje que nuestra fe no puede estar basada en los milagros, no podemos eludirnos por las conquistas, sino por lo más importante que es recibir el mayor milagro de la transformación, que es el Espíritu Santo y lograr nuestra salvación.

Si usted quiere ser libre de todo lo que le atormenta, priorice en su vida el Espíritu Santo, entregue su vida a Él por completo, abandone lo que no Le agrada y usted Lo recibirá; y por lo consiguiente, usted será libre de todos los espíritus inmundos que, hasta el momento, le han atormentado. Él será el único que morará en su ser dándole la protección, la paz y la felicidad que usted siempre ha anhelado.

Dios les  bendiga.

 

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