Araceli Peralta era acosada por la presencia de espíritus malignos que vivían escondidos entre las sombras de su hogar, escuchaba pasos y voces que se dispersaban por los diferentes espacios de su casa. Estando sola escuchaba que una voz masculina repetía su nombre una y otra vez, pero, aunque buscaba desesperada no encontraba nada.
Araceli repetía la misma pesadilla donde sentía como un desconocido abusaba de ella sexualmente y a la mañana siguiente notaba su cuerpo lleno de marcas y moretones sin explicación alguna. Sentía que luchaba con una fuerza mucho mayor a ella que la oprimía provocando una sudoración cada vez que despertaba.
Se preguntaba con frustración por qué todo esto le tenía que suceder a ella.
Un día su prima la invitó a asistir juntas a la Iglesia Universal al cual acudió en total estado de devastación sufriendo en varios aspectos de su vida, pero a través del Espíritu Santo pudo acabar con todos los tormentos espirituales y evolucionar en una persona llena de amor. Su casa es iluminada por la bendición de Dios la cual ha desterrado cualquier presencia maligna que en su casa habitaba.