La buena batalla (Parte 3)

La buena batalla (Parte 3)

Entonces, todo lo que registramos aquí explica el motivo de que Pablo viera al mundo no como un lugar de placer y delicias, sino como un campo de batalla diaria a ser vencida. Él sabía que hay días en que las luchas son más intensas, llenas de dolores y presiones casi insoportables, y otros en que los problemas son más amenos; pero, inevitablemente, todos los días tenemos una guerra para trabar. Esa guerra puede venir en forma de tentaciones, injusticias, malos pensamientos, malas noticias, acontecimientos malos, etc.

Por ese motivo, inspirado por el Espíritu Santo, él usó, figurativamente, las armas bélicas, las estrategias de guerra y el uniforme militar para mostrar cómo debemos prepararnos para vencer esa guerra espiritual diaria. En Efesios, llega a comparar cada pieza de la armadura de un soldado romano con la armadura de Dios:

Estad, pues, firmes, ceñida vuestra cintura con la Verdad, revestidos con la coraza de la justicia, y calzados los pies con el apresto del Evangelio de la paz; en todo, tomando el escudo de la fe con el que podréis apagar todos los dardos encendidos del maligno. Tomad también el yelmo de la salvación, y la espada del Espíritu que es la Palabra de Dios.

Efesios 6:14-17

Arriba fueron listados seis ítems principales de una armadura de guerra: cinto, coraza, sandalia, escudo, yelmo y espada. Veamos, ahora, el contexto espiritual por detrás de las palabras de Pablo.

1. Cinto de la Verdad. El soldado usaba un cinto, confeccionado en cuero, que era fundamental no solo para asegurar su túnica, sino, también, para sostener su espada. Una vez ceñido el cinto, el soldado tenía libertad y seguridad para moverse, pues sabía que su espada y su ropa estaban bien firmes a su cuerpo. De igual manera, la vida afirmada en la obediencia a la Palabra es el testimonio de quien anda en la Verdad. ¿Cuántos cristianos, hoy en día, ignoran esa Palabra, pues, aun siendo asiduos frecuentadores de cultos y conocedores de las Escrituras, son tramposos, mentirosos e infieles? Quien actúa así sigue el carácter engañador del diablo y, tarde o temprano, la ruina llegará a su vida.

2. Coraza de la justicia. Esa era la pieza principal para un combatiente de guerra, pues lo protegía, principalmente, de puñaladas en órganos vitales de su cuerpo, como el corazón, el hígado y los pulmones. En el sentido espiritual, la coraza de la justicia es la justificación de nuestros pecados a través de la Obra redentora de Jesús en la cruz. Solamente a través de la Sangre de Jesús somos lavados, justificados y salvos. Aquellos que viven su fe en el Salvador y andan en la santidad, rectitud e integridad no pueden ser afectados por ninguna acusación del diablo, porque sus vidas pasan a ser protegidas por el Señor Jesús. Por su parte, quien dice profesar la fe en Él, pero no vive en la sinceridad y en la pureza de intenciones, no posee esa parte esencial de la armadura de Dios en sí. Así, todas las áreas de su vida quedan completamente expuestas a los ataques del diablo.

continuará…

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