Tenemos sí, las aguas del Nilo y sus fuentes ser transformadas en sangre. Pero no sangre viniendo desde lo alto. Por otro lado, nosotros sabemos que la tierra bebió la sangre de Aquel que vino del cielo para traer salvación a la humanidad. Y no pasó el Señor Jesús, a causa del pecado de todos nosotros, ¿por el fuego del juicio? El Espíritu Santo, a través de Pablo, afirma que: «Dios estaba en Cristo, reconciliando consigo al mundo». (2 Corintios 5:19).
Además de eso, tampoco podemos olvidarnos que el pueblo de Israel prefirió que Pilatos soltase un bandido de la prisión que librar al Señor Jesús de la muerte. Y en aquella época, él gritó: «Su sangre sea sobre nosotros, y sobre nuestros hijos» (Mateo 27:25). ¿Será que esa sangre que Israel pidió que cayese sobre él, no será la sangre del hijo de Dios?
El Faraón fue testarudo y no quiso dar oídos a la Palabra de Dios, y las consecuencias fueron diez plagas sobre él y su pueblo. De la misma forma la humanidad ha rechazado la salvación por la fe en el sacrificio del Señor Jesucristo. Y eso es la razón principal de por qué el juicio de esa primera trompeta provoca la quema de la tercera parte de la tierra, de los árboles y de toda la hierba verde.
Las consecuencias de ese juicio no afectan directamente al hombre, sino indirectamente. Imagine la tercera parte de la tierra que será quemada no está incluido los ríos y los mares, no. Es la parte de la tierra donde hay árboles y plantaciones. Eso significa que la tercera parte de la tierra se transformará en un verdadero desierto, tal cual al de Sara. Podemos entonces pensar que si hay hambre sin que la tierra aún haya pedido la tercera parte, entonces podemos calcular que, con el acontecimiento de ese juicio, la producción agrícola dejará de producir un tercio. consecuentemente el hambre será multiplicada por tres veces más.
Continuará…
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Libro: Estudio del Apocalipsis Vol 1
Autor: Obispo Edir Macedo
