Desde el principio de la humanidad, siempre ha existido un conflicto entre hacer las cosas conforme a la voluntad propia o hacerlo conforme a la voluntad de Dios. La Biblia describe uno de los casos como ejemplo: “Aquella misma noche Jacob se levantó, y tomó a sus dos mujeres, a sus dos siervas y a sus once hijos, y cruzó el vado de Jaboc”. (Génesis 32:22). Jacob también quiso hacer las cosas a su manera, ya que tanto sus bienes como las personas que estaban con él estaban siendo amenazadas. Él podía perder todo de un momento a otro, ya que su hermano Esaú lo estaba buscando para matarlo.
Pero, posteriormente él se dio cuenta de que no servía de nada depender de alguien o de sus posesiones. En la actualidad no es diferente, cuando no hay salvación, se vive en función de cosas y/o personas confiando que recibirá lo anhelado.
Jacob podía usar a los siervos que tenía para enfrentar a su hermano e incluso matarlo, pero él reconoció que a su manera no estaba bien proceder ya que él quería que se cumpliera la promesa de Dios en su vida. Como todo ser humano, Jacob fue tentado a hacer su propia voluntad y resolver el problema con sus propias fuerzas, pero él tomó una decisión y se puso en la completa dependencia de Dios. “Entonces Jacob se quedó solo en el campamento, y llegó un hombre y luchó con él hasta el amanecer”. (Génesis 32:24). Cuando se pasa por un sufrimiento o un dolor, esa batalla se enfrenta a solas y el dolor es único. Esto se puede comparar al dolor que se vive cuando se pierde a un ser querido. Aunque haya personas alrededor dando ánimos, el duelo y el dolor que se está viviendo, se enfrenta a solas.
“Cuando vio que no podía prevalecer contra Jacob, lo tocó en la coyuntura del muslo, y se dislocó la coyuntura del muslo de Jacob mientras luchaba con él. Entonces el hombre dijo: «Suéltame porque raya el alba». «No te soltaré si no me bendices», le respondió Jacob.«¿Cómo te llamas?», le preguntó el hombre. «Jacob», le respondió él.Y el hombre dijo: «Tu nombre ya no será Jacob, sino Israel, porque has luchado con Dios y con los hombres, y has prevalecido»”. (Génesis 32:25-28). ¿Cómo un ser humano mortal y limitado, puede luchar contra Dios y vencerlo? Existen luchas que, humanamente hablando, no lograríamos vencer, dependiendo de la persona físicamente. Existen luchas, problemas o situaciones que se saben que sólo el poder de Dios, para que sean transformadas. Jacob se dio cuenta de eso y por eso luchó por su bendición.
Otro gran ejemplo de lo que es dejar de hacer la propia voluntad para hacer la voluntad de Dios es el Señor Jesús. La Biblia menciona: “Entonces les dijo: «Mi alma está muy afligida, hasta el punto de la muerte; quédense aquí y velen junto a Mí».Y adelantándose un poco, cayó sobre Su rostro, orando y diciendo: «Padre Mío, si es posible, que pase de Mí esta copa; pero no sea como Yo quiero, sino como Tú quieras». Entonces vino Jesús a los discípulos y los halló* durmiendo, y dijo a Pedro: «¿Conque no pudieron velar una hora junto a Mí?” (Mateo 26:40). El Señor Jesús tuvo una lucha entre su propia voluntad y la Voluntad del Padre Celestial. Está también fue la lucha de Jacob y es también nuestra lucha. Para hacer la voluntad del Padre, es necesario sacrificar la propia voluntad; es el sacrificio de los deseos carnales, de los pensamientos que están en contra de la voluntad de Dios, la renuncia de negarse a sí mismo… Cuando uno no está dispuesto a negarse a sí mismo, para Dios no será un sacrificio verdadero.
Un sacrificio verdadero, envuelve lo espiritual y lo físico, priorizando sobre todo la voluntad de Él y no la propia. Todo lo que el ser humano desea es pequeño ante la voluntad de Dios. Es claro que lo que Él quiere para nosotros está relacionado con nuestra voluntad, que es tener una familia bendecida, una vida financiera exitosa, tener salud, etc. En sí, la realización en todos los aspectos. Pero, Dios tiene mucho más que eso, Dios quiere usarnos para la gloria de Él.
La pregunta es la siguiente: ¿usted está dispuesto a sacrificarse a sí mismo, para ser usado y hacer la voluntad de Dios? Si usted quiere ver la voluntad de Dios cumpliéndose en su vida, pregúntele a Él, ¿cuál es Su voluntad para su vida? Porque cuando se prioriza la Voluntad de Él, se prevalece.
Siempre habrá un conflicto entre la propia voluntad y la voluntad de Dios. Si usted quiere que haya un antes y después en su vida, haga un sacrificio total, entregando 100% de su vida para Él y es, por lo consiguiente, que acontecerá lo que sucedió con Jacob. “Jacob llamó Peniel a aquel lugar, porque dijo: «Vi a Dios cara a cara, y fue librada mi alma.». (Génesis 32:30).
Jacob vio a Dios cara a cara y lo mismo acontecerá en la vida de todos aquellos que buscan en hacer la Voluntad de Dios. Ellos verán a Dios cara a cara, y eso se reflejará en cada aspecto de su vida. Pero lo primordial es que exista confianza y seguridad en Su Palabra y por lo consiguiente está lo principal que es la salvación de su alma, que es la vida eterna.
Él quiere que usted vea Su Gloria y Grandeza. Dependa de Él y no divida su voluntad con la voluntad de Dios para que usted pueda ver Su gloria y Grandeza.