Las bendiciones provenientes de las ofrendas

Las bendiciones que provienen de las ofrendas son muchas, mas no tantas como la de los diezmos, ya que éstas son ilimitadas. Las bendiciones de las ofrendas tienen ciertos límites. Por ejemplo: cuando Abel trajo ofrendas al Señor, tomó lo mejor de su rebaño, que fueron las primicias, es decir, los primeros “frutos” del rebaño para Dios. Caín, del fruto de su cosecha también trajo una ofrenda al Señor. La ofrenda de Abel fue aceptada por el Señor, porque fue escogida, mientras que la de Caín no agradó al Señor, porque no fue escogida, es decir, no fueron sus primicias.

También la pobre viuda que dio dos insignificantes monedas mereció el honor del Señor, porque de su pobreza dio todo lo que tenía.

La verdad sobre este asunto de las ofrendas es que cuando alguien trae una ofrenda para el Señor, Él no mira la cantidad, si es mucha o poca, si no que observa que la persona le está dando lo mejor. Dios no ve la importancia de lo que la persona trae en su mano, sino de lo que se ha dejado en el bolsillo.

Hay una evaluación por parte de Dios entre la ofrenda que da la persona y lo que hubiera podido dar. Jesús dijo que la viuda pobre dio más que todos aquellos ofrendantes ricos que depositaron grandes sumas. ¿Por qué? Porque todo lo que ella tenía lo dio, mientras que los ricos daban de lo que les sobraba, aunque fueran grandes sumas. Igualmente hacían con los cerdos, estaban acostumbrados a darles lo que sobraba de las mesas. Indirectamente, aquellos hombres trataron a Dios como a un mendigo, pues dieron apenas lo que estaba sobrando.

Continuará…

Si le interesa lea también: Sabiduría salvadora (Parte II)

Libro: En los Pasos de Jesús
Autor: Obispo Edir Macedo

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