Las ganas de vivir se habían terminado a causa del sufrimiento

Desde su niñez, Aida Cruz comenzó a sufrir porque creció en un hogar lleno de pleitos y separación.

Desde su niñez, Aida Cruz comenzó a sufrir porque creció en un hogar lleno de pleitos y separación. La relación entre sus padres era pésima porque ambos se insultaban verbalmente. Incluso, hubo momentos que las discusiones se tornaron en golpes. Esa situación llevó a Aida a ser una niña triste ya que carecía de amor, atención y paz.

Durante la adolescencia, en búsqueda de la felicidad, se indujo en el mundo de los vicios. Aunque en los momentos del consumo ella se sentía mejor, pero todo volvía a la normalidad o empeoraba. Esta situación la llevó a caer más en la depresión. Incluso, llegó a buscar la felicidad a través de la vida sentimental, pero los intentos fueron en vano.

De igual manera que su madre sufría sentimentalmente, Aida llegó a sufrir. Ella llegó a fracasar sentimentalmente dos veces. Al no saber que más hacer, ella intentó el suicidio en dos diferentes ocasiones. Para ella no existía ninguna posibilidad de poder parar de sufrir.

Ante esta situación, ella fue invitada a participar de los servicios de fe en la Universal. Tomando la decisión de participar, en el primer día ella percibió paz interior y eso la motivo a continuar buscando del Dios vivo y todopoderoso. Participando de las cadenas de oración, principalmente los viernes y domingos, ella logró ser liberada de los vicios, odio y de la maldición que estaba en su vida sentimental.

Participando de los servicios de fe, ella oyó hablar sobre el Espíritu Santo y fue donde ella tomó la decisión de buscarlo para recibirlo. A través de la fe, ella fue bautizado en el Espíritu Santo. Hoy es una mujer transformada y bendecida que venció la depresión y los deseos de suicidio. Encontró la verdadera felicidad que tanto anhelaba desde su niñez y paró de sufrir.

Testimonio de Aida Cruz

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