Muerte espiritual vs Espíritu Santo

Domingo 18 de abril, 22

Son infinidad de personas que se preguntan el por qué no reciben respuestas a sus oraciones o porqué la oración que han recibido, no ha sido contestada. La oración o las oraciones sólo pueden ser contestadas cuando la Palabra de Dios entra en la mente y en el corazón. Si no se ha recibido la respuesta a una oración es porque la Palabra no entró. Dios sólo obra a través de la oración cuando la Palabra de Él entra en la mente de la persona.

La Palabra de Dios dice: “conoceréis la verdad y la verdad nos hará libres”. (Juan 8:32). La Palabra de Dios libera de los propios conceptos, los prejuicios, los propios pensamientos y sentimientos. Cuando el Espíritu Santo a través de Su Palabra convence a la persona de su verdadera condición espiritual es cuando en la oración, el Espíritu Santo realiza el mayor milagro de la resurrección o del nuevo nacimiento que es lo más grande que le puede suceder al ser humano.

Pero si el Espíritu de aquel que resucitó a Jesús de entre los muertos habita en vosotros, el mismo que resucitó a Cristo Jesús de entre los muertos, también dará vida a vuestros cuerpos mortales por medio de su Espíritu que habita en vosotros. (Romanos 8:11).  Cuando Él dice que el Espíritu nos da vida, es porque, mientras no acontezca una transformación, la condición espiritual es de muerte. Cuando el Espíritu Santo realiza la transformación lo hace en la mente y en el corazón, transformando así en una nueva criatura.

En efesios 2:1. Dice: “Y él os dio vida a vosotros, cuando estabais muertos en vuestros delitos y pecados”. Se necesita ser resucitado espiritualmente en esta vida para vivir eternamente en la presencia de Dios, por eso la gran necesidad de que la persona tenga el Espíritu Santo. Quien resucitó al Señor Jesús de entre los muertos fue el propio Espíritu Santo y cada ser humano necesita tenerlo. En Su Palabra Él dice: ‘Si el Espíritu…”. (Romanos 8:11).  El comportamiento de alguien que no tiene el Espíritu Santo es de la siguiente manera: vive en el pecado, en la incredulidad, en la desobediencia a la Palabra de Dios, vive a su manera y los planes de Dios no son la prioridad, pero si la voluntad propia.

Al contrario, para quien recibió el Espíritu Santo, él es resucitado de la muerte espiritual y comienza a priorizar la voluntad de Dios, los planes y los propósitos de Él para su vida. Esa persona recibe la fuerza de Dios para renunciar a este mundo y a su propia voluntad y pasa a poner en primer lugar a Dios para estar dispuesto a obedecerlo en todo.

Cuántos son los que no quieren ser contrariados y que quieren seguir al Señor Jesús a su manera. Eso significa que no se ha recibido al Espíritu Santo en su vida, todavía no fue resucitado y espiritualmente sigue muerto. Es por eso la razón del porque la persona desprecia la Palabra, porque mientras se está muerto espiritualmente no hay ganas de leer la Palabra de Dios, de meditar, de orar y de ayunar. Mientras se está muerto espiritualmente, no se consigue perdonar, no hay paciencia ni perseverancia, porque la vida de Dios no ha sido comunicada en su interior. Lo único que cambió en su interior fueron algunas costumbres, algunos hábitos, pero espiritualmente se sigue siendo la misma persona. Y el principal problema de todo eso, es que la persona un día tendrá que enfrentar la muerte.

Cuando no hay salvación, no hay peor momento que la muerte. Cuando aún no era convertido al Señor Jesús, no tenía el Espíritu Santo, recuerdo que cuando estaba en la vida criminal, varios que se dedicaban también a esa vida y murieron, en el momento que tuvieron que enfrentar la muerte se atemorizaron y temblaron, porque vieron que el espíritu de la muerte estaba buscándolos, se depararon con lo que está escrito del terror de la muerte. (Salmos 116:3).

La muerte no es plan de Dios, ella entró a través del pecado. Fue por eso que el Señor Jesús dio la vida por nosotros en la cruz, para que recibamos de su vida, pero ella solo se puede recibir cuando la persona entrega su propia vida para Él, para vivir de acuerdo con Su voluntad.

Si usted entrega su vida para el Señor Jesús, usted no estará más en la muerte espiritual y recibirá el Espíritu de la resurrección que es el Espíritu Santo, es así que usted comenzará a ver la diferencia y recibir la respuesta a sus oraciones, porque la Palabra de Dios ha entrado en usted. Está en usted tomar la decisión de morir para sí mismo, esto es, renunciar a su propio yo, para que usted pueda recibir la vida de Dios que es el Espíritu Santo.

Dios les bendiga.

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