¿Por qué tendría que temer cuando vienen dificultades, cuando los enemigos me rodean? (Salmos 49:5)
No hay lugar para el miedo cuando vivimos de fe en fe. Nada ni nadie quita la paz del hijo de Dios, porque sabe que su Redentor vive y está con él en todas las situaciones.
Mensaje sustraído del blog de señora Ester Bezerra
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