¿Qué buscar primero? (Parte 3)

Hace 58 años, hice ese “acuerdo”; es decir, tomé la decisión de perder mi vida para ganar el Reino de los Cielos.

Hace 58 años, hice ese “acuerdo”; es decir, tomé la decisión de perder mi vida para ganar el Reino de los Cielos.

¡Qué intercambio maravilloso! Dejé de vivir según este mundo corrupto, que trae tanto dolor, para entrar en el Reino de gloria que les está reservado a los hijos de Dios desde la eternidad. Entonces, porque recibí a Cristo Jesús, hoy lucho, todos los días, para transmitirles a las demás personas la alegría que es pertenecerle a Él.

Claro que aún no entré en el Reino de los Cielos físicamente, pero el Reino de los Cielos vino hasta mí, pues no es solo para después de la muerte. ¡Es para ahora!

El Señor Jesús dijo que la vida eterna comienza cuando conocemos al Padre y al Hijo: “Y esta es la vida eterna: que Te conozcan a Ti, el único Dios verdadero, y a Jesucristo, a Quien has enviado” (Juan 17:3). ¡Y no existe vida más abundante que esta!

Aquellos que solo están interesados en Dios para resolver sus problemas cotidianos, y no Le entregan su alma, pueden incluso alcanzar una vida mejor en determinadas áreas, con la posesión de eso o de aquello, pero esa vida no les traerá satisfacción.

Por otro lado, aquellos que un día tuvieron los ojos espirituales abiertos para ver la preciosidad del Reino de los Cielos y el valor de su propia alma no dudan en el momento de “negociar”. Entregan su alma y se disciplinan en obedecer la voluntad de Dios y no su propia voluntad.

Quien tiene el Espíritu Santo logra comprender ese intercambio perfectamente, pero quien no Lo tiene está confundido y lleno de dudas. Solamente cuando hay una revelación de lo Alto es que el miedo del sacrificio se acaba de una vez por todas, pues esta nos hace ver el futuro eterno. Entonces, haga las paces con el sacrificio diario de sus voluntades, para que, cuando su jornada en este mundo se termine, usted pueda comenzar una nueva vida con la bienvenida del Señor Jesús en Su Reino.

Continuará…

Libro: Secretos y Misteriosos del Alma

Autor: Obispo Edir Macedo

 

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