¡Sea también usted paciente!

Por lo tanto, hermanos, tengan paciencia hasta la venida del Señor. He aquí, el labrador espera el precioso fruto de la tierra, aguardándolo con paciencia hasta que reciba las lluvias tempranas y tardías. Tengan también ustedes paciencia; afirmen su corazón, porque la venida del Señor está cerca. (Santiago 5:7-8)

Los hijos de Dios claman día y noche por el regreso del Señor Jesús. Sin embargo, el Redentor de sus almas espera que se añadan más hijos a Su Reino y se llenen del Espíritu de vida.

Mensaje sustraído del blog de señora Ester Bezerra

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