Carta a la Iglesia de Sardis (Parte 1)

«Escribe el ángel de la iglesia en Sardis: el que tiene los siete espíritus de Dios, y las siete estrellas, dice esto: Yo conozco tus obras, que tienes nombre de que vives, y estás muerto. Sé vigilante, y afirma las otras cosas que están para morir; porque no he hallado tus obras perfectas delante de Dios. Acuérdate, pues, de lo que has recibido y oído; y guárdalo, y arrepiéntete. Pues si no velas, vendré sobre ti como ladrón, y no sabrás a qué hora vendré sobre ti. Pero tienes unas pocas personas en Sardis que no han manchado sus vestiduras; y andarán conmigo en vestiduras blancas, porque son dignas» (Apocalipsis 3:1-4).

La falta de la iglesia de Éfeso fue el abandono de su primer amor; y de la iglesia de Pérgamo fue la sustentación de las doctrinas tanto de Balaam como de los nicolaítas; la falta de la iglesia de Tiatira fue la tolerancia para Jezabel y la de Sardes, ¿cuál era? No está explícito cuál era su falta, pero si el Señor no ha hallado íntegras sus obras hasta el punto de decir que ella tiene fama de que vive, pero está muerta, entonces el pecado de Sardis debía ser profundamente grave. Y de hecho la gravedad de su pecado debe haber sido tan grande que sólo un resto que ya estaba también para morir es aconsejado que se consolidase. Tal vez, sea esa la segunda iglesia peor entre las demás, pues no tiene ninguna cualidad, nada a su favor, a no ser el resto que estaba para morir. Puede ser que ese resto que estaba para morir se refiere a unas pocas personas que no contaminaron sus vestiduras, que andaron de blanco con el Señor y que son dignas.

Ahora existen los que acreditan que los pecados de esa iglesia son de orden moral tales como inmundicias paganas, nosotros pensamos que el pecado de ella sea de orden estrictamente espiritual, tal y como algo que actuaba directamente dentro del corazón del líder de aquella comunidad. Esto porque su pecado estaba aniquilando espiritualmente al resto de aquella iglesia. Todos sabemos que el pecado que más rápidamente destruye al cristiano es aquél que afecta directamente a su alma, tal y como el orgullo espiritual, mucho más que aquellos que afectan más propiamente a la carne, como es el caso de las inmoralidades sexuales que afectaron a las iglesias anteriores.

Continuará…

Si le interesa lea también: Carta a la Iglesia de Tiatira (Parte 3)

Libro: Estudio del Apocalipsis Vol 1
Autor: Obispo Edir Macedo

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