Es explicado a través del apóstol Pedro que el cristiano no se debe aferrar a lo material del mundo para crecer en la fe porque lo que el mundo ofrece se termina, pero lo que Dios da es eterno. Escrito está en las Santas Escrituras, “……el cielo será destruido con fuego y todo lo que hay en él será consumido por el calor” (2 Pedro 3:12). El versículo nos confirma que todo lo material del mundo será consumido y tendrá un fin, pero la grandeza de Dios es eterna.
Como está escrito en el versículo anterior, está confirmado por el apóstol Santiago que el cristiano que no se puede aferrar a lo material del mundo sino a la grandeza de Dios que es el Espíritu Santo. “Escuchen, mis estimados hermanos: Dios eligió a los pobres del mundo para hacerlos ricos en la fe; ellos recibirán de herencia el reino que Dios prometió a los que lo aman.” (Santiago 2:5) Cuando las Santas Escrituras hablan de “los pobres del mundo” se refriere al cristiano que no se aferra a Dios, pero quien es rico en la fe, está constantemente rechazando lo del mundo para tener y obtener la comunión con Dios, porque esa es la prioridad del cristiano que vive por la fe.
